Cada vez sorprende menos ver cómo CCOO y UGT se alinean con la patronal para defender los intereses de las empresas; se alinean con el estado para reprimir cada día más a los trabajadores, intentando paralizar cualquier tipo de movilización, abogando por la “moderación salarial”, que no es más que defender la precariedad; firman EREs en empresas que posteriormente adquieren otras con casi el triple de plantilla que los despedidos en el ERE. En definitiva, cada día CCOO y UGT muestran más claramente ser herramientas del estado para luchar contra los intereses de los trabajadores.
Después de más de 7 años sin convocar una huelga general, años en los que se han despedido a millones de trabajadores (la mayoría en EREs que llevan la firma de estos sindicatos), en los que el poder adquisitivo de la clase trabajadora ha caído de forma alarmante, en los que la precariedad ha crecido en todos los sectores, ahora en CCOO tienen la desfachatez de atacar la huelga general convocada en el País Vasco para el 30 de enero, por las pensiones públicas, el empleo y los derechos sociales.
El discurso de Unai Sordo -secretario general de CCOO- contra la convocatoria de huelga podría firmarlo el presidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), abogando porque “lo razonable” era esperar a que se conformara el nuevo gobierno y ver “qué propuestas hace”. Por lo visto, según CCOO, los años de miseria y pérdida de derechos y de poder adquisitivo de la clase trabajadora no son suficiente motivo para convocar una huelga general. Pero después algunos dirigentes de este sindicato tienen la desvergüenza de decir que los trabajadores no quieren hacer huelga, que no quieren moverse, cuando son los dirigentes de CCOO y UGT quienes hacen una labor de desmovilización con la que la patronal debe estar encantada.
Para muchos trabajadores es fácil ver que sus intereses son contrarios a los de los empresarios, que estos defienden sus beneficios frente a nuestros salarios y nuestras condiciones de trabajo. La patronal es un claro enemigo, evidente, que lucha por sus intereses con todo el poder del estado de su lado. Pero que sindicatos como CCOO y UGT que deberían defender los intereses de la clase trabajadora estén también alineados con la patronal y el estado es más grave aún que la propia explotación a la que nos someten las empresas, porque desvirtúan el papel de un sindicato, son la punta de lanza de la patronal dentro del movimiento obrero para dividir, desmovilizar y paralizar cualquier movimiento. Tener al enemigo infiltrado entre nuestras propias filas es uno de los mayores problemas que enfrenta la clase trabajadora.
Por eso desde la Coordinadora Sindical de Clase entendemos como indispensable la labor de denuncia del sindicalismo amarillo de CCOO y UGT, porque si los trabajadores no entendemos que son enemigos de nuestros intereses nunca podremos luchar abiertamente por nosotros mismos.
Desde CSC hacemos un llamamiento a todos los trabajadores a abandonar las siglas de estos sindicatos corruptos y siervos de la patronal, que no hacen más que poner trabas a las luchas obreras. Sólo dejando atrás estas organizaciones y uniéndonos bajo el sindicalismo de clase de los sindicatos de la Federación Sindical Mundial (FSM) los trabajadores podremos lograr victorias que nos permitan avanzar en derechos y luchar por la superación de la explotación del hombre por el hombre, construyendo un mundo más justo.
¡FORTALECE LA ORGANIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES, ÚNETE A CSC!